Egipto 2 ó tan lejos y tan cerca
¿Qué vinimos a hacer a Egipto?
¿Qué es esta extraña sensación de conocer lo desconocido, lo que el colegio se encargó de mostrarte, no sólo como parte de la historia si no como algo inalcanzable ¿quién va ir a Egipto? Mejor conocerlo a través de los libros y ahora gracias a Discovery Channel.
Pero resulta que no, vinimos, estamos aquí. Estamos en Egipto.
Las pirámides existen y están dentro del Cairo, es como encontrarse en una calle estrecha de París con la torre Eiffel. Aparecen de pronto, son inmensas, son tres.
Keops es la más grande, pero a la que pudimos entrar fue a la segunda, Kefrens. ¿Claustrofobia? ¿mal olor? ¿regaño del guía en árabe cuando finalmente llegas al sarcófago? Todo.
¿Valió la pena? Por supuesto.
Luego paseo en camellos, medio fraudulento, como suelen ser todos los pas eos en camello. Camello entrenado para dar unos 80 pasos en un sentido y 70 en el contrario, camine usted el resto.
Caen sólo los primerizos, los no camello-cabalgantes observamos en la corta lejanía.
Nota breve intercalada:
Apareció la maleta.
Todo incluido.
Se mantiene el misterio de la dueña (veinteañera).
Después de las pirámides, donde podríamos decir no hubo mayores oportunidades fotográficas y la luz no era la mejor, hay una gran calina sobre Cairo, fuimos a ver la esfinge. Increible verla, estar al lado, este viaje confirma que hay ciertas cosas que existen y solo por existir te alegran la vida.
Pero de alguna manera u otra, prefiero enviarles imágenes y de esa forma lograr hacer una bitácora visual, en lugar de estas crónicas de aficionado.
Acá va la primera
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