Resulta muy revelador que el lugar elegido para la presentación de los nuevos dominios multilingües en Internet haya sido la Real Academia Española. Ayer, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presidió allí un acto que convocó a personalidades de ámbitos diferentes y que celebraba la reciente presencia en la Red, en la escritura informática, de los "caracteres que forman parte de nuestra común y varia identidad lingüística", como dijo Víctor García de la Concha, director de la institución, en su discurso. Estuvieron presentes los ministros de Cultura, César Antonio Molina, y de Industria, Joan Clos; los directores de las 20 academias americanas de la Lengua Española; los directores de la Academia Galega, de la Euskaltzaindia y del Institut d'Estudis Catalans y, entre otros, Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes.
Fue, por tanto, una gran celebración. Aunque, como comentó también García de la Concha, lo que se celebraba en realidad era simplemente un "pequeño paso": la introducción de nuevos dominios multilingües en Internet (la posibilidad de que existan sitios con nombres que incluyan la "ñ", la "ç", vocales acentuadas...). Es decir, la utilización en esos nuevos dominios de la Red de 13 signos gráficos -"ocho tildes acentuales, dos diéresis, una "l" doble, separados sus elementos por un punto volado, una "ç" y la "ñ"- característicos de nuestras lenguas.
"Este pequeño paso pero potencialmente grande paso", observó García de la Concha. Ése es el asunto. Y es justamente ese asunto el que explica que fuera la Academia el lugar elegido para celebrarlo. Cuando aparecieron hace años los primeros ordenadores fue un clamor que no figurara la "ñ", hasta el punto de que esa letra se convirtió en logotipo del Cervantes. Que la "ñ" exista ya en los dominios de la Red es acaso un pequeño triunfo, pero potencialmente es inmenso en la medida en que otorga al español (y a las otras lenguas del Estado a través de sus grafías específicas) un lugar en la sociedad del conocimiento y le abre las puertas para que pueda expandirse, proyectarse, consolidarse.
Haber elegido ayer la Academia era una manera de reconocer que la lengua es uno de los mayores patrimonios de nuestro país y que es desde sus inmensas posibilidades desde donde se ha de librar la lucha para tener mayor protagonismo en el nuevo mundo digital que, día tras día, deja en las cunetas al analógico. La intervención del periodista, escritor y académico Juan Luis Cebrián, titulada La vida en un blog, justamente vino a subrayar este cambio decisivo: "Asistimos, quizá de manera no muy consciente, al nacimiento de una verdadera nueva civilización. Ni un solo rincón de nuestra historia futura va a dejar de verse afectado por el tsunami del mundo digital. La cultura y sus formas de transmisión evolucionan aceleradamente y el impacto de las nuevas tecnologías en la conformación del idioma y en la elaboración del pensamiento debe ser motivo de especial atención por parte de autoridades y responsables sociales".
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero cerró el acto. Lo hizo subrayando el empuje del español, la lengua que hablan 500 millones de personas, la segunda del mundo más estudiada después del inglés, la que puede trascender cualquier frontera. Habló de sus desafíos, que era una manera de hablar de sus carencias (en el mundo de la ciencia y la tecnología, por ejemplo), y se refirió a la particular sensibilidad que ha tenido su Gobierno para potenciar la presencia y el uso de las nuevas tecnologías en nuestro país. Una cifra sirve para resumir los distintos proyectos (sobre todo en educación): 4.500 millones de euros, dos veces y media más de la cantidad que dedicaron los anteriores inquilinos de La Moncloa en esta área.
La extrema complejidad desencadenada por la globalización. Los desafíos de la sociedad del conocimiento. La presencia cada vez mayor de Internet en el mundo. La Academia, la institución que vela por conservar la tradición y por cuidar la lengua, se convirtió una vez más en símbolo de vanguardia. García de la Concha se ocupó, de hecho, de hacer una exhaustiva relación de las buenas relaciones que la Academia ha tenido con la informática. La presencia de los directores de las academias americanas servía para confirmar la fluidez en el trato que hay entre quienes trabajan aquí y los que lo hacen allí (sin Internet, esto sería mucho más complicado). En las intervenciones de José Luis Rodríguez Zapatero y de Juan Luis Cebrian resonó con fuerza la necesidad que tiene este país de no perder el tren de la sociedad del conocimiento. Tanto el uno como el otro coincidieron en la importancia de apretarse los tornillos para conducir a España a un lugar relevante en ese nuevo ámbito. Que la "ñ" conquiste el ciberespacio es seguramente un pequeño paso. Pero, ya se sabe, es "potencialmente un grande paso".
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