Recuerdos eternos de la Danza
Las Fundaciones Fototeca de Barquisimeto y Taormina Guevara presentan un recorrido por una tríada de artistas que gestaron un movimiento cultural fotográfico digno de ser apreciado.
Francy Figueroa Domínguez
Con 57 años de fundada, la Academia de Danza y Ballet “Taormina Guevara” decide rescatar su historia dancística de la mano de quienes fueran sus “fotógrafos oficiales”. Elio Otayza, Enrique D´ Lima y Augusto “Chicho” Barboza han logrado a través de sus imágenes un recorrido memorable en un viaje al pasado que transporta, en segundos, a casi medio siglo de expresión corporal.Las mejoras gráficas tomadas por estos fotógrafos están siendo expuestas en una selecta colección integrada por 30 imágenes de excepcional valor, escogidas de una muestra de 800 originales de alta calidad. La muestra aperturada el pasado 17 de septiembre, estará abierta a los visitantes hasta mediados de diciembre. Todas habían sido guardadas celosamente por la bailarina y su madre, quienes comprendían y apreciaban el valor de reproducir los momentos estelares del arte para recordarlos y eternizarlos.
El arte fotográfico viene para Taormina de su tatarabuelo, el General Jacinto Lara, quien fuera retratado en Perú y posteriormente en Carora. Prueba de ello son los exquisitos álbumes guardados por María Teresa Álvarez, madre de la reconocida bailarina larense y actual Directora General de la Academia, siendo ella quien probablemente haya infundido en su hija el gusto y tradición por la fotografía.Los momentos más importantes de la vida y carrera profesional de esta notable artista, y sus diversos viajes alrededor del mundo, fueron perpetuados en el tiempo. En la década del 20 por Ramírez; por Ballestrini a comienzos de 1930; D´ Lima lo hizo en Caracas en 1937, Edgar Gabaldón en 1948; Walter Owen en Nueva York al año siguiente, y en Barquisimeto por Otayza y Barboza, quienes dejaron una huella imborrable en el acervo cultural del país.Tal como lo reseña Carlos Eduardo López, investigador histórico y curador de esta exposición, al establecerse Taormina Guevara en Barquisimeto, se produce un movimiento cultural a su alrededor de dimensiones inimaginables. “Los pintores regionales ponen en marcha su vena creativa de fondos y escenografía bajo la influencia de esta emprendedora mujer. Costureros y vestuaristas trabajan con el mejor tul y telas traídas de Italia, movidas con sus dedos ansiosos por lo desconocido en aquella época, y músicos y compositores como Héctor Pellegati y el maestro Sánchez Duque se disponen a crear su mejor melodía para que Guevara pudiera darle vida a sus obras en el teatro”.Así mismo sucedió con la fotografía. Esta bailarina y docente se encargó de buscar a los mejores reporteros gráficos de la ciudad, para encomendarles la labor de promocionar su naciente escuela de ballet. Su supervisión constante y el trabajo de los fotógrafos bajo su mirada estricta y exigente, lejos de perjudicar su estilo particular produce un cambio profundamente notable, que Amábilis Cordero o José Sigala no hubieran podido predecir.
Visión geométrica El primer fotógrafo oficial de la Academia fue Elio Otayza, nacido en Bejuma, estado Carabobo en 1916. A corta edad llega con su familia a Barquisimeto donde realiza sus primeros estudios, y en 1939 entra a trabajar en el diario El Impulso como cobrador. Allí comenzó su cercanía con la fotografía, ya que en 1941 se convierte en el primer reportero gráfico de planta del reconocido matutino.En 1949 fue reportero gráfico del diario El Nacional en la corresponsalía del estado Lara, la cual estaba a cargo del periodista Arístides Bastidas. Ese año intentó crear junto a D´Lima y Castell, una asociación de fotógrafos barquisimetanos que no llegó a prosperar. A comienzos de 1950 comienza su carrera como fotógrafo oficial de la Academia de Danza y Ballet Taormina Guevara la cual se prolongaría hasta la década del 60.La propia Taormina Guevara lo lleva fuera de su estudio fotográfico hasta la casa del señor Lamer, cercana a la primera sede de la Academia frente al Parque Ayacucho, “cuyos jardines sirvieron de escenario para retratar a los diversos grupos de bailarinas, combinando el dominio técnico de la fotografía de Otayza y el carácter onírico y angelical que Taormina buscaba transmitir”, resalta Carlos López, de la Fundación Fototeca de Barquisimeto.A través de su experiencia, López explica que para Otayza formar parte de tan prestigiosa academia le permite evolucionar en su obra y estilo, anteriormente marcado por la fotografía social. Este trabajo le permite madurar su sentido compositivo y geométrico, destacando las líneas del balletista, marcadas por el dinamismo del movimiento y la extensión de sus miembros linealmente hacia el infinito. A pesar de lo forzado de la pose, se evidencia profundamente una belleza etérea en cada figura puesta en escena. Según las investigaciones biográficas realizadas por López, Otayza se retira en 1960 de la Academia para dedicarse al ámbito político, siendo diputado al Congreso de la República nueve años más tarde como representante de la Cruzada Cívica Nacionalista por el estado Lara. Para la época realiza sus dos últimas exposiciones, Indígenas en el Amazonas en 1969, que mostraba sus andanzas como fotógrafo – diputado en esta región; y la llamada Elio Otayza Fotografías que mostraba motivos y lugares diversos de la geografía nacional. Muere en Caracas en 1976.
Retratos desenfocadosPosterior al retiro de Elio Otayza, el reportero gráfico Enrique D´ Lima inicia su labor oficial en la Academia. Nació en San Felipe, estado Yaracuy en 1901. Fue militante del Partido Comunista de Venezuela desde temprana edad, y en 1928 participó en los actos de la semana del estudiante, cayendo preso a manos de la policía. Trabajó como camarógrafo de Rómulo Gallegos en la película “Un ladrón de gallinas”. A mediados de la década de 1930 ya ejercía la fotografía en Caracas y en 1937 durante una visita de María Teresa Álvarez y su hija a la capital, D´Lima hace un retrato de Taormina, que contaba con doce años de edad. Ese año llega a Barquisimeto y en 1938 abre Foto Estudio D´Lima, ubicado en la carrera 19.En su estudio construía cualquier tipo de escenario como la calle, el lago o la ciudad donde serían retratado el elenco de cada ballet. Explica López que D´Lima, plasmaba en su obra una marcada tendencia clásica y destellos de la influencia del cine argentino y mexicano, además que su inclinación por el retrato desenfocado le permitió plasmar brumas y cielos en la figura a perpetuar.El experto además refiere que las fotografías realizadas fuera del estudio tuvieron como escenario al Teatro Cine Rialto y al Teatro Juáres. De resto, “el estudio prepondera como escenario virtual de su estética visual, ya que su visión lineal involucra efectivamente a la modelo sin forzarla en ningún caso. D´ Lima hace parecer la acción real y tangible, tomando a la bailarina como preámbulo del escenario, y se detiene en el gesto que resalta en la composición”.La colección de D´Lima que posee la Academia de Danza y Ballet “Taormina Guevara” es la más importante muestra de originales que se guarda de este artista, puesto que dos años después de su muerte su archivo fue destruido por el fuego. En muchos álbumes de familias barquisimetanas se pueden encontrar reproducciones elaboradas por este autor, pues fue uno de los más importantes retratistas del siglo XX en la región. Murió en Barquisimeto en 1972.
Estudio y movimientoLa muerte de Enrique D´Lima marca el comienzo histórico del paso de Efraín “Chicho” Barboza por la Academia como fotógrafo oficial. Nació en La Cañada, estado Zulia en 1940 y en 1966 trabaja como corresponsal en Barquisimeto de los diarios Crítica y Panorama de Maracaibo. En 1967 trabaja en el quincenario El Larense y en el diario EL IMPULSO. Su trabajo en los medios y su conocimiento de diversas disciplinas deportivas lo llevaron al registro fotográfico de estas actividades como una de sus pasiones. Fue el primer árbitro del estado Lara en Básquetbol en varias categorías, y se destaca notablemente en la fotografía taurina. “Toda esta influencia la pone en práctica en los retratos de bailarines y sus espectáculos, forzando la película como respuesta a un modismo de los años setenta, logrando un efecto granulado para capturar la figura aunque ésta se encontrase en movimiento”, explica López.Formó parte del Círculo de Reporteros Gráficos y fue miembro de la Junta Directiva del Colegio Nacional de Periodistas, Seccional Lara. Cabe destacar que obtuvo numerosos premios y reconocimientos por su labor fotográfica, en buena parte a lo largo de su ejercicio profesional vinculado al ejercicio del periodismo deportivo. Permanece en la Academia hasta la década de los 90 y muere en Barquisimeto en el año 2002. Tras enmarcar toda esta perspectiva histórica, Carlos Eduardo López conjuntamente con la Fundación Fototeca de Barquisimeto y la Fundación Taormina Guevara, se dedicó al desarrollo de este proyecto expositivo con miras a rescatar el material presente en la Academia, como una manera de salvaguardar estos documentos históricos siendo digitalizadas todas las exposiciones elegidas para la muestra.Es importante indicar que 28 de estas fotografías fueron rescatadas de forma urgente ya que se encontraban en avanzado estado de deterioro, y mediante un trabajo profesional fueron restauradas en papeles fotográficos especiales que permiten su preservación luego de completar el proceso digital que están atravesando. En la academia existe un aproximado de 700 fotografías a la espera de su regeneración para futuras exposiciones.Es de vital importancia reconocer el valor histórico de este reservorio fotográfico. El especialista explica que “es fundamental la recuperación de las fuentes fotográficas en la ciudad, ya que una fotografía de Otayza o Barboza es tan importante y representativa como el Obelisco de Barquisimeto”. Explica que dichas tomas constituyen un testimonio artístico que representan parte de la vida citadina, su desarrollo, espíritu e historia misma.
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