domingo, 4 de mayo de 2008

Entramos en los lugares prohibidos de América... fotografias de el pais


Archivos de Lucas Films. Rancho Skywalker. Condado de Marin, California. Las ha visto. La saga de 'La guerra de las galaxias', la de Indiana Jones. Así es como quedan los objetos después de hacer su trabajo. En un almacén. Pero aun así, la magia no se apaga del todo. ¿Quién no querría esa estrella de la muerte? Llegará un momento en el que habiten museos. Son parte de la memoria colectiva. Al tiempo.

Protección y aduanas de la frontera de Estados Unidos y México. Corredor del desierto del oeste, Arizona. Leonardo, Foroteo, Francisco y Marcial. Así, con la frialdad de la izquierda a la derecha. Tienen 20, 24, 50 y 37 años, respectivamente. Primera vez, tercera, tercera y cuarta vez que intentan cruzar la frontera del sueño americano. Han caminado cuatro días enteros. Llevan encima dos litros de agua, tres latas de atún y 140 dólares. No. No cada uno. Entre los cuatro. A ese lugar le llaman el "corredor de la muerte".


Apartado de cuerpos en descomposición del centro de investigación de antropología forense. Universidad de Tennessee. Knoxville, Tennessee. Sí. Es un cuerpo humano en descomposición. El de un joven que simula la escena de un crimen. La "granja de los cuerpos", así es como llaman a este lugar. Pero no se perocupen, ese chico que ven tan solitario está acompañado por otros 74 cadáveres dispersos por la finca. Son muertos donados por sus familiares o esos que nadie reclama. Son de mucha ayuda: hablan a los criminólogos. Les dan pistas.


'La caja'. Lugar de recreo del corredor de la muerte en Mansfield, Ohio. Presume de ser la democracia más adelantada del mundo occidental, pero en Estados Unidos aún está vigente la pena de muerte y es una sociedad capaz de tolerar un limbo de los derechos humanos como Guantánamo. Una sociedad que construye estas celdas para dar asueto a los condenados a la pena capital. Éste es su lugar de 'recreo'. Éste es su mejor momento del día.


Oficina imperial del mundo de los caballeros del Ku Klux Klan. Sharpsburg, Maryland. Son jóvenes y tienen un decálogo: 1. Parar la inmigración. 2. Finalizar el comercio libre. 3. Acabar con la discriminación blanca. 4. Prohibir el matrimonio interracial. 5. Acabar con la ayuda internacional. 6. Erradicar la homosexualidad. 7. Ley y orden. 8. Apoyar el pequeño comercio. 9 Defender la posesión de armas. 10. Asegurar la existencia de la raza y el futuro de sus hijos blancos. Nazismo joven y recuperado en 10 pasos.


Quirófano cosmético. Fort Lauderdale, Florida. La mujer que ven es esta fotografía tiene 21 años. Es de origen palestino, pero vive en Estados Unidos. Está ahí tumbada por una cuestión cultural. No puede llegar al matrimonio sin estar intacta. Machismo religioso. Con anestesia intravenosa o local, en tan solo 30 minutos su virginidad volverá a estar intacta. O al menos reconstruida. Todo gracias a la clínica del doctor Stern, que tras esa media hora cobrará 3.500 dólares por 'devolverle el honor' a esa muchacha. Un asunto aséptico.


Laboratorio de investigación sobre el VIH. Escuela médica de Harvard. Boston, Massachusetts. Un frasco letal. Contiene el virus de la inmunodeficiencia humana. Parece inofensivo, simplemente un frasco con líquido, pero es una pieza vital en la búsqueda de una vacuna que detenga la pandemia. Este recipiente pacífico a primera vista está custodiado en una habitación en la que no se puede entrar ni salir sin un control exhaustivo. Una habitación en la que no hay ventilación de aire. Hasta lo invisible debe quedar encerrado en ella. más de 42 millones de personas están infectadas por el virus del sida.


Sala de ensayo sobre el crecimiento de la marihuana. Centro nacional de investigación sobre productos naturales. Oxford, Mississippi. La mitad de los arrestos en Estados Unidos por asuntos de drogas están relacionados con la tenencia o el tráfico de marihuana. Incluso si su uso es terapéutico. Esto no impide a la Administración de Bush mantener un cnetro que investiga sobre las bondades de esta droga.


FOTOS - TARYN SIMON / MANUEL CUÉLLAR

REPORTAJE

Entramos en los lugares prohibidos de América

JOSÉ ANDRÉS ROJO 04/05/2008

¿Qué ve usted en la fotografía de la derecha? ¿Un contenedor aséptico? ¿Inofensivo? Es mucho más. Este frasco contiene el virus del sida. Le proponemos un viaje a lugares que no son lo que parecen. Una visita al lado oculto de Estados Unidos. Un trabajo que le invita a descubrir escenarios a los que usted nunca podrá llegar.

Vivimos con la idea de que las cosas que nos pueden afectar forman parte de una realidad que, de una u otra manera, nos resulta familiar. ¿Pero es de verdad así? Las amenazas a nuestra estabilidad y a la pequeña felicidad que hayamos podido construir, ¿proceden de ámbitos más o menos próximos, de los que tenemos noticia, sobre los que podemos intervenir? ¿Intervenir para así poder conjurar el peligro?

Lo que la fotógrafa estadounidense Taryn Simon propone en su serie An American index of the hidden and unfamiliar, una suerte de registro de cuanto nos es desconocido y nos suena poco familiar de su inmenso país, resulta particularmente inquietante. Quizá las cosas que puedan cambiarnos la vida sean justamente las que están ocultas, aquellas en las que no hemos reparado suficientemente, a las que no prestamos la debida atención.

¿Dónde ocurre lo verdaderamente relevante? ¿Hasta dónde somos dueños de nuestros destinos? ¿Cómo se producen los fenómenos que finalmente afectan a nuestras vidas? ¿Qué hay más allá de las ventanas que nos recortan el paisaje que vemos habitualmente? ¿De qué manera, gracias a qué procedimientos, siguiendo qué protocolos funcionan las cosas? Taryn Simon nos empuja a asomarnos a esas y otras preguntas.

Detrás de todo, como en tantas cosas que han ocurrido desde entonces, están los atentados del 11 de septiembre de 2001. Un avión irrumpe en el cielo de Nueva York, volando demasiado bajo, y se empotra en una de las Torres Gemelas. Pocos minutos después, lo que parecía un accidente totalmente inusual se repite de nuevo, y otro avión ejecuta la misma maniobra. Nada hasta entonces podría haber hecho pensar a los habitantes de Nueva York, y, por extensión, a los de Estados Unidos, que lo que les cambiaría la vida vendría de las alturas, y que respondería, casi punto por punto, a un guión de una película de ciencia-ficción.

Seguramente, en ese instante y frente a semejante catástrofe, muchos se dieron cuenta de que nada sabían de tráfico aéreo, de las normas que regulan los vuelos de los aviones, de las medidas que se adoptan para evitar cualquier tipo de sabotaje. ¿Qué falló, cómo pudo ponerse en marcha semejante horror? ¿Es que un mamotreto de esas dimensiones puede ser conducido por cualquiera? ¿Es fácil instruirse al respecto?, ¿hay cursos, puede apuntarse cualquiera? ¿Y cómo se pueden saltar los controles de seguridad, en qué consisten, qué tecnologías se requieren para que resulten eficaces? Lo que los atentados vinieron a sacar a la luz es que existen inmensas zonas de sombras en nuestras vidas, que hay realidades a las que no hemos prestado suficiente atención y que, sin embargo, nos afectan profundamente.

He ahí, por ejemplo, una de las imágenes de Taryn Simon a la que Salman Rushdie se refiere en el prólogo del libro que recoge esta serie de fotos. Lo que ahí está fotografiado son simplemente unos tubos de conducción de color naranja que desaparecen a través de unas aberturas en el suelo de una habitación desnuda. Hay una pequeña armadura metálica que les sirve de protección, nada más. ¿Qué es eso? ¿Qué pueden importarnos a nosotros los cables que esos tubos protegen? ¿Qué función tienen?

La imagen ha sido tomada en Nueva Jersey, en un centro internacional de comunicaciones, desde donde salen los cables subacuáticos de fibra óptica que llegan hasta el Reino Unido, después de recorrer el océano Atlántico. Gracias a esos cables se transmiten simultáneamente sesenta millones de conversaciones. ¿Que esos tubos anaranjados no nos conciernen en absoluto? Es difícil de creer. Sin esos sofisticados (e invisibles para el común de los mortales) cacharros no serían posibles las comunicaciones entre este y el otro lado del charco.

“Nos interesa el límite peligroso de las cosas”, escribió en uno de sus poemas Robert Browning, y Rushdie recupera ese verso para aproximarse al trabajo de Taryn Simon. “El ladrón honesto, el asesino sensible / el ateo supersticioso”, sigue diciendo Browning. Hay un punto en que las cosas dejan de ser lo que son y se transforman de forma abrupta y radical. Es ese límite, donde el hombre honesto se transforma en ladrón, el terreno que explora con su obra Taryn Simon. Por esos tubos anaranjados, que nada nos dicen, se agitan pasiones, dramas y tragedias que podrían conmovernos. De eso trata esta historia.

Taryn Simon nació en Nueva York en 1975. Su trabajo anterior, The Innocents, exploraba también un terreno pantanoso: el de aquellos que sufrían condena por delitos que no habían cometido. De nuevo ese límite donde lo que es (la inocencia) no lo parece (la cárcel). Una de las particularidades de su trabajo en An American index… es que combina la imagen con una cartela explicativa. No tienen sentido una sin la otra. “Si las fotografías son como balones de helio, los textos son el plomo que las sujeta”, comentaba Taryn Simon en una entrevista publicada en la revista del Foam, el centro internacional de fotografía que tiene su sede en Amsterdam. “Es en el espacio entre ambos donde ocurre algo. No ocurre ni en la imagen, ni en el texto, sino en el espacio que existe entre ambos”. Y se refería al proceso al que sus imágenes invitan. Primero, el efecto estético que desencadena la imagen. Luego, el gesto de acercarse y leer lo que dice la cartela. Después, volver a mirar. Algo ha cambiado de manera drástica.

Lugares secretos, historias ocultas. Taryn Simon decidió empezar esta serie tras descubrir una fotografía que había hecho unos años antes. Se trataba del interior del Palacio de la Revolución de Cuba, un lugar al que sólo se permite el acceso a unos cuantos elegidos. Encontró algo en aquella imagen, en la que no había ninguna figura humana, que le resultó particularmente atractivo. “Su fuerza estaba inextricablemente unida a que se trataba de un lugar reservado a unos pocos”. Esas zonas de sombra, esos lugares secretos que esconden historias ocultas y que terminan por revelar cómo es nuestro mundo, quiénes somos, qué tememos.

Hizo un listado de lugares de esas características, empezó su largo peregrinaje para conseguir los permisos. Las imágenes tienen una factura impecable, una cierta frialdad, una atmósfera inquietante (¿qué diablos quieren decir esos tubos anaranjados que se sumergen por debajo del suelo de esta habitación?). Así que nos acercamos a la cartela. Y la América desconocida emerge con toda su fuerza. Ahí está. Véanla ustedes mismos.


2 comentarios:

Katya dijo...

Hola:

En Iran y China aplican la pena de muerte. ¿No hay nada que decir al respecto? En Venezuela no se respetan los derechos humanos ni hay separación de poderes. ¿Tampoco hay nada que decir al respecto?

La pena de muerte es "mala" si la aplican en USA, pero ¿es buena cuando la aplican en Iran, China y otros países?

Me parece que en Cuba tampoco se ha derogado la pena de muerte. Ah, como es en Cuba eso debe ser "bueno", pues es un país dizque "socialista".

Saludos

P.D. Buenas fotos.

rafael guillen dijo...

katya estamos de acuerdo!!