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Ellos pueden trabajar... la asociacion larense del sindrome de down
Tan humanos como usted y yo. Cercanos, amables, de miradas profundas. Con expectativas de vida y deseos de crecer. Pero sobre todo y al igual que nosotros, con el deseo de tener oportunidades laborales.
Hace un poco más de dos años es posible encontrarnos a chicos con Síndrome de Down en una tienda vendiendo, sacando una copia en una oficina, ayudando en una empresa de computación y otras cosas más, por la sencilla y justa razón de que para ellos también es válido sentirse útiles.
Y es que por decreto de ley desde el 2007 “Los órganos y entes de la Administración Pública Nacional, Estadal y Municipal, así como las empresas públicas, privadas o mixtas deberán incorporar a sus planteles de trabajo no menos de un cinco por ciento de personas con discapacidad permanente, de su nómina total, sean ellos ejecutivos, ejecutivas, empleados, empleadas, obreros u obreras”.
Gracias a esta oportunidad la Asociación Larense para el Síndrome de Down (ALASID) ha unido esfuerzo para que las empresas entiendan la imperante razón de tenderle una mano a estos chicos. Dulce Gutiérrez y Eva Delgado han asumido el compromiso de ser voceras en esta noble labor.
“La inserción laboral de nuestros muchachos no ha sido fácil. Sucede que la mayoría de los entes emplean a personas con discapacidad de otro tipo en la cual no está comprometido su aspecto cognitivo e intelectual. Por ello es necesario hacer saber que aunque los chicos Down tienen rasgos inminentes, a la mayoría les cuesta leer y escribir, quizás no mantienen una conversación muy fluida, pero entienden. Incluso hemos tenido experiencias sorprendentes en cuanto a sus habilidades y destrezas laborales”, nos comenta Dulce.
Existen ciertas características que se evalúan en las personas antes de darle un empleo. Primero que tengan el deseo de trabajar, independientes y adaptación social. “A veces sucede que están muy apegados a su familia y les cuesta relacionarse con alguien ajeno a su entorno”.
Capacidad humana
Al tener la oferta laboral, Dulce y Eva se dirigen a lugar con el propósito de conocer el ambiente del trabajo, las condiciones de pago y la seguridad que le puede ofrece al chico. Evalúan el horario pues la mayoría asiste a actividades deportivas o musicales. Además le llevan material informativo sobre el Síndrome de Down. Esta discapacidad
“Pero sobre todo, y si se quiere lo más importante, conocemos al personal que acompañará a nuestro muchacho (a) porque es necesario ser sensible, tener esa capacidad humana para tratarlo y la paciencia para enseñarles”, recalca Dulce.
Cuando alguno de ellos ingresa tienen tres meses de prueba y sin ningún compromiso, luego de allí la empresa decide dejarlo o no. Hasta ahora los que han insertado aún están trabajando.
Para los próximos días un grupo de padres está organizando un taller para informar, más que todo a los departamentos de recursos humanos de las empresas, sobre la oportunidad que pueden darle a estos muchachos. Además quienes han tenido la grata experiencia de trabajar con ellos compartirán sus anécdotas.
Ellos son...
- Eligio Jesús Yánez:
“Pase adelante, tenemos carteras a buen precio, le damos una rebaja o mira las correas para su esposo...”, así nos recibe Eligio en la tienda donde vende artículos de cuero. La sonrisa no lo abandona ni por un momento, por el contrario está acompañada de una inmensa cordialidad. Está siempre dispuesto a vender, servirle un cafecito, preparado por él, a los clientes. Es extrovertido, organizado y muy puntual, siempre hace una oración antes de empezar la jornada. El dueño del local está muy satisfecho con su trabajo. De los chicos de ALASID es quien lleva mayor tiempo trabajando.
- José Ángel Ybarra:
Desde hace año y medio trabaja en la empresa familiar dedicada al área de computación. Está en el departamento de servicio técnico, limpia carcasas de impresoras, arma algunas piezas. Lleva memo y da el refrigerio cuando hay cursos. José Francisco Ramírez es quien lo ha enseñado, dice que aprende con facilidad, es muy útil en los trabajos de rutina y muy organizado.
- Francisco Rodríguez:
“¿Quiere un cafecito?” es su frase de bienvenida. Tiene nueve meses trabajando en una empresa de transporte y se ha adaptado a la perfección. Quienes laboran con él lo describen como ordenado, metódico, soñador e independiente, va y viene solo de su casa al trabajo.
- Jesús Antonio Bermúdez:
Su carta de presentación es él mismo. Llega con una sonrisa e impecable apariencia, listo para posar. Trabaja en una empresa, desde hace dos años, encargada de elaborar helados artesanales. Sabe hacer helados, envasar y organizarlos en sus bolsas.
Es bachiller. Asegura que trabaja para comprarse una casa. Habla castellano e italiano.
Sus jefes lo consideran un hijo más. Dicen que es un consolador y que nadie da abrazos tan sinceros como él. “Cuando no está la empresa se siente vacía”.
- Efraín Pargas:
Es enamorado y saluda con un abrazo. Lleva un año trabajando en una lunchería, oportunidad que le consiguió la misma comunidad donde vive. Se encarga de llevar la comida a la mesa, servir refrescos, entre otras actividades. Siempre está dispuesto a ayudar, hasta en la cocina.
Jennifer Segura, trabaja en un mercado vendiendo ropa y Yecelis Salas ayuda en una venta de repuestos familiar. Sin embargo en ALASID tienen cinco muchachos más esperando por una oportunidad de empleo.
Frases:
- “Es muy difícil entristecerse con ellos”, Dulce Gutiérrez
- “Estamos esperando por una oportunidad que tú puedes darnos”, chicos de ALASID
Dulce Gutiérrez: 0416-6115492
Eva Delgado: 0416-5504821
Texto: Tamara Giménez de Álvarez
Fotos: Rafael Guillén y Jorge Carlos Abia
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