sábado, 20 de septiembre de 2008

Leica ajusta su lente para entrar en la era digital


El fabricante alemán de cámaras fotográficas lucha para revertir una racha de pérdidas y caídas en las ventas

Por Mike Esterl

La disputa entre Leica Camera AG y el presidente ejecutivo que acaba de despedir, Steven Lee, resalta los problemas que ha tenido el venerado fabricante alemán de cámaras fotográficas para entrar en la era digital.

La empresa que contribuyó a crear la fotografía moderna en el siglo XX se aferró durante demasiado tiempo a la tecnología de los rollos de película y ahora enfrenta pérdidas crecientes y una caída en sus ventas.
[Leica]

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Desde 2006, Leica ha sido controlada por Andreas Kauffman, un aristócrata alemán de 54 años. Un aficionado a la fotografía, Kauffman decidió comprar la compañía para rescatarla de sus problemas. Para enderezar el rumbo de Leica, contrató a Lee, un agresivo ejecutivo estadounidense proveniente de la cadena minorista Best Buy.

Kaufmann, a la postre, despidió a Lee después de que algunos empleados se quejaran de su estilo de gestión y de un deterioro en las finanzas de la compañía. "Mi misión no era ser simpático", dice Lee, quien trabajó por dos décadas en International Businsess Machines Corp. (IBM), antes de pasar a Best Buy. Hace poco, regresó a Estados Unidos y entabló una demanda contra Leica por despido injusto. Un tribunal alemán tuvo una audiencia en junio pero no ha emitido ningún fallo.

Leica fue pionera en el formato de película de 35 milímetros, que sacó a la fotografía del estudio y la llevó a las calles. Muchos de los momentos más significativos de las revoluciones y las guerras del siglo XX fueron captados por lentes de Leica, la cámara preferida por Henri Cartier-Bresson, Alfred Eisenstaedt, Robert Capa y otros fotógrafos de renombre.

El siglo XXI ha sido mucho menos favorable para la empresa. Leica ha estado sumida en pérdidas, pasando de crisis en crisis y convulsionada por el cambio de tres presidentes ejecutivos desde 2005, el último de ellos Lee.

Los puristas de la fotografía aún se desviven por la calidad y la destreza de las cámaras y lentes de Leica, pero la empresa se encuentra en un período desfavorable para su negocio, luego de que la participación de las cámaras digitales en el mercado global se catapultara de cero a 90% en unos 10 años. Los ingresos anuales de Leica bordean los 150 millones de euros (US$214 millones), una fracción de lo que facturan rivales como la japonesa Canon Inc. o la estadounidense Eastman Kodak Co.

Kaufmann no es el típico capitalista. Luego de ayudar a fundar el Partido Verde (ambientalista) de Alemania en 1979, fue profesor durante 15 años en una escuela de Stuttgart que sigue el modelo alternativo Waldorf. En 2004 compró una pequeña participación de Leica, adquiriendo cada vez más hasta llegar al 96,5%. El resto se cotiza en la Bolsa de Francfort.

El empresario alemán adopta una visión de largo plazo. "Mi familia fue dueña de una empresa papelera durante 101 años", dice Kauffman, quien actualmente es el presidente ejecutivo interino de Leica. Kaufmann es discreto acerca de sus finanzas. Allegados estiman que tiene cientos de millones de euros y calcula su inversión en Leica en más de 60 millones de euros.

Luego de su trayectoria brillante durante el siglo XX, la historia más reciente de Leica está llena de cálculos fallidos y resistencia al cambio. En la década de los 70, la compañía inventó el lente con enfoque automático pero le vendió la patente a su rival japonés Minolta, con la convicción de que sus clientes sabían como enfocar.

En 1996, cuando comenzó la revolución de la fotografía digital, Leica lanzó al mercado la cámara digital S1. Aunque tenía una resolución mucho mejor que las mejores cámaras actuales, era muy grande y pesada, con un precio de unos US$30.000. Leica sólo fabricó 146.

A inicios de 2005, la compañía estaba al borde de la bancarrota. Kaufmann y Lee, otro fan de Leica, se conocieron durante reuniones de emergencia convocadas por Hermes International SCA, entonces el mayor accionista de la empresa.

A principios de 2006 Kaufmann se quedó con la mayoría de las acciones de Leica. En junio de ese año le ofreció la presidencia ejecutiva a Lee. El nuevo directivo se enfrentó con problemas apenas llegó a Solms, una apacible aldea rodeada de granjas, unos 80 kilómetros al norte de Francfort. Una importante cámara digital nueva, la M8, tuvo que ser reparada luego de ser vendida para corregir distorsiones en los colores.

El año pasado, Lee decidió aumentar el precio de la M8, que se había vendido muy bien desde su lanzamiento en 2006 pero que no arrojaba ganancias. Los clientes le dieron la espalda. Luego de que las ventas globales aumentaran pronunciadamente a fines de 2006 y a principios del año pasado, cayeron 16% en comparación a un año antes, a 38,2 millones de euros en el último trimestre de 2007.

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