martes, 23 de noviembre de 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
Maestros de la fotografía



Maestros de la fotografía
'Vanity Fair' trae a España las mejores imágenes de sus 100 años de existencia
M. GALAZ - Madrid - 11/11/2010
Vanity Fair siempre ha cuidado de manera especial sus fotografías y por eso ha contado con los más grandes de la imagen para sus trabajos. En la exposición se podrán ver, por ejemplo, retratos de Edward Steichen a las míticas actrices Gloria Swanson, Greta Garbo y Marlene Dietrich o de Annie Leibovitz a Tony Curtis y Jack Lemmon.
Algunos de estos retratos formaron parte de la exposición que ofreció la National Portrait Gallery de Londres en 2008. También se incluyen instantáneas como la que Helmut Newton hizo a la actriz Sigourney Weaver en 1995 o el retrato del actor James Cagney, captado por Imogen Cunningham en 1932.
La exposición también ofrece una mirada al mundo del baile y del musical. Entre ellas está la foto de Maurice Chevalier tomada por Steichen en 1929 o la de Jean Barry de Hoyningen-Huené de 1931.
Y entre las más recientes se podrán ver los retratos que Leibovitz hizo a Penélope Cruz y Pedro Almodóvar en la intimidad de un camerino y la versión que de La ventana indiscreta hicieron en 2008 Scarlett Johansson y Javier Bardem.
"Es una oportunidad única para que determinadas obras de maestros clave de la fotografía del siglo XX y XXI puedan ser vistas en España", ha declarado Elena Ochoa, fundadora de Ivorypress.
jueves, 4 de noviembre de 2010
¿Cómo obtener mejores resultados de tu cámara digital?
El mercado de accesorios para cámaras digitales está que revienta. Baterías de repuesto, rápidas tarjetas de memoria, flashes adicionales, lentes y mucho más, y todo le promete más comodidad o mejores fotos. Pero, con tanta oferta ¿qué accesorios valen realmente la pena?.
FLASHES
Un flash adicional ¿produce mejores fotos?
Para cámaras que tienen el ajuste necesario, un flash adicional puede ser útil de muchas maneras.
Primero, ayudará a reducir o eliminar en fotos de personas el efecto “ojos rojos” producido por el flash incorporado en las cámaras. Este efecto, que hace que las pupilas de las personas aparezcan rojas, se produce cuando el flash está demasiado cerca del lente, cosa que ocurre en las cámaras digitales compactas con flash incorporado.
Un flash adicional, que se pone en soporte que para ese efecto llevan las cámaras, está situado más arriba de los lentes de la cámara, y esta distancia suele bastar para reducir o eliminar el efecto de ojos rojos, especialmente si se puede enfocar el flash ligeramente hacia el techo.
Los flashes adicionales suelen ser más potentes que los flashes incorporados. Con esa potencia puede hacer fotos más alejadas del sujeto, manteniendo al mismo tiempo una adecuada iluminación. Se puede hacer también fotografías de grandes grupos de gente, si eso interesa. Y se podrán asimismo hacer fotos en sucesión más rápida, puesto que los flashes adicionales suelen reciclarse más rápidamente que los flashes incorporados.
Es decir, aunque un flash incorporado no le dé por sí mismo mejores fotos, en realidad le permitirá más versatilidad con la cámara y, de paso, al procesar las fotos, le ahorrará el tiempo de corrección del efecto ojos rojos.
FOTOS NÍTIDAS
Un lector nos escribe: me cuesta sostener quieta la cámara y esto me resulta en fotos borrosas. Pero tampoco quiero llevar un trípode a cuestas. ¿Qué se puede hacer?
Las fotos borrosas o movidas son en general producidas no porque usted no pueda sostener la cámara suficientemente quieta para la cantidad de luz en que esté trabajando.
Mientras más luz tenga, menor es la posibilidad de producir fotos movidas. Incluso con un trípode puede acabar con fotos borrosas, aunque éstas serán más bien consecuencia de sujetos en movimiento y no de una cámara inestable.
No obstante, el mantener la cámara lo más quieta posible es la clave para obtener imagines nítidas. Si no quiere usar un trípode, piense en su cuerpo como una de las patas de un trípode, apoyándose contra un objeto sólido al hacer una foto, sujetando contra su pecho el brazo que sostiene la cámara o dejando la cámara sobre un objeto inanimado y usar la función de autodisparo que se encuentra en la mayoría de las cámaras.
Puede también recurrir a la ayuda de la tecnología. Busque cámaras o lentes con estabilización de la imagen (IS) o reducción de la vibración (VR) incorporadas. Esta tecnología funciona para contrarrestar el movimiento de la cámara. Canon y Nikon tienen IS/VR incorporada en sus lentes. Otros fabricantes, como Olympus y Pentax, incorporan IS/VR en el cuerpo mismo de la cámara.
El uso del flash, incluso al aire libre, le permitirá incrementar la cantidad de luz disponible y le ayudará a obtener fotos no movidas. Mientras más luz tenga, más rápido puede abrirse y cerrarse el disparador de su cámara, disminuyendo la posibilidad de que cualquier movimiento pueda estropear la fotografía.
Si la cámara le permite poner manualmente el ajuste del valor ISO, que controla la sensibilidad a la luz del chip principal de la cámara, entonces póngalo en una cifra más alta, como ISO 800 o más. Esto incrementa la cantidad de luz que penetra en la cámara, permitiendo a la máquina elevar la velocidad del disparador y detener el movimiento.
BATERÍAS
Hay en el comercio baterías compatibles que prometen una duración más larga entre cada carga. ¿Es seguro usar una batería de otro fabricante que no sea el de la cámara?
Probablemente es seguro, pero las baterías de otro fabricante pueden presentar otros problemas de los cuales debe estar consciente. Primero, si una batería sufriera un derrame y la cámara resultara dañada, el uso de baterías de otro fabricante podría anular la garantía y tendría usted que pagar la reparación de su propio bolsillo.
Segundo, usuarios de baterías de otro fabricante suelen quejarse de que esas baterías no encajan debidamente. Ello podría traducirse en una reducción de la vida de la batería o que la cámara deje de funcionar como debe.
Advertencias aparte, sin embargo, muchos prefieren baterías de otros fabricantes, fundamentalmente por dos razones: son mucho más baratas que las del fabricante de la cámara y suelen durar más gracias a los constantes avances tecnológicos que los fabricantes de esas baterías aprovechan. Busque un fabricante fiable de baterías de reemplazo y cerciórese de que aceptan devolución en caso de que las baterías funcionen mal o simplemente no funcionen.
MEMORIA
La compra de una tarjeta de memoria más rápida ¿acelerará el tiempo entre dos fotos?
Es muy poco probable que una tarjeta de memoria más rápida haga que su cámara opere lo suficientemente rápido como para reducir su frustración. Incluso en cámaras de alto rendimiento, diseñadas para hacer ocho o más fotos por segundo, una tarjeta de memoria más rápida solo reducirá en milisegundos el tiempo que toma en grabar las imágenes.
Más aún, tarjetas de memoria que prometen velocidades de “300x” o “400x” puede que ni siquiera funcionen en su cámara porque podrían usar una tecnología incompatible. De este modo, averigüe en el sitio web del fabricante qué tarjetas de memoria de qué velocidad respalda la cámara.
Es muy posible, no obstante, que, si la respuesta de su cámara entre fotos y foto es demasiado larga, ello se deba tanto a la electronica de la cámara como a la tarjeta de memoria en sí. Si otorga usted mucha importancia a la velocidad de disparo, entonces busque cámaras digitales capaces de producir al menos tres fotos por segundo.
Por Jay Dougherty
Vía DPA
martes, 2 de noviembre de 2010
'Puro cine en la sangre' Luis Ospina, director de películas como ‘Pura sangre’ y ‘Un tigre de papel’ está convencido de que las obras maestras del cin
el cineasta ganó el Premio Macondo a toda una vida dedicada al séptimo arte
'Puro cine en la sangre'
Por: EL ESPECTADOR

Foto: Luis Ángel - Elespectador.com
Luis Ospina, director de películas como ‘Pura sangre’ y ‘Un tigre de papel’ está convencido de que las obras maestras del cine ya se hicieron.¿Qué es lo que tiene Cali que ha dado cineastas tan tercos?
Porque desde chiquitos aprendemos a decir "oiga, vea", que es la esencia del cine.
¿A quién le gusta mamarle gallo?
A los borrachos cansones.
¿Pura sangre o puro cine?
Puro cine en la sangre.
¿Qué tanto pueblo ha agarrado?
Me tienen sin cuidado las estadísticas de mis películas.
¿Qué pasó con Norma Desmond?
De vez en cuando resucita como Drácula. Ella es inmortal.
Al fin, ¿Ojo al cine o Cine al ojo?
La primera era una revista y la segunda una compañía para hacer comerciales que tuve con Mayolo.
¿Cuál es el cine que necesita hacer en este momento?
Un cine cada vez más personal, provocador y a contracorriente, alejado del espectáculo y del comercio.
Usted se mueve con mucha facilidad entre la ficción y la realidad, ¿cuál es su límite entre estas dos líneas?
Hitchcock ya lo dijo: en la ficción el director es un dios y en el documental Dios es el director. Hacer ficción es como ir de cacería. Hacer documental es como ir de pesquería.
¿Qué tan complicado es hacer comedia en el cine?
Hacer reír es cosa seria.
¿A usted qué lo hace reír?
Buster Keaton.
¿Hay algo que lo sonroje?
Debe ser que cada vez soy más vampiro porque ya pocas cosas me hacen ruborizar. O será que he perdido la vergüenza porque antes todo me ruborizaba.
¿Qué tiene Pedro Manrique de usted?
Todos tenemos algo de ese álter-vago.
Como cineasta, ¿a qué lugares le gusta dirigir la mirada?
A todo lo que va a desaparecer.
¿Alguna vez se ha equivocado de ángulo?
Sí, cuando jugaba fútbol.
¿Qué se le quedó en Cali?
Mi alma provinciana.
¿Hoy se puede hablar de cine independiente?
El significado de cine independiente ha degenerado porque se ha vuelto la antesala de Hollywood.
¿Sigue pensando que las obras maestras del cine ya se hicieron?
Sí, porque durante la época del cine clásico había obras maestras perfectas, ahora sólo hay obras maestras imperfectas.
¿Cuál de esas obras le ha robado sueños y lágrimas?
Es falso que el cine sea la fábrica de sueños. Sufro de insomnio desde que hice mi primer largometraje. Todas mis películas desde entonces me han robado los sueños. Las lágrimas sólo me las produce la dura realidad.
¿Cómo lee el lenguaje cinematográfico de hoy?
Con ojos bien abiertos.
Con sus creaciones se hizo a varios hijos, ¿cuál es el más consentido?
Desde que nací prefiero la producción a la reproducción. No tengo hijos; tengo películas. Pero no soy buen padre porque a unas las quiero más que a las otras.
En Colombia la televisión y el cine cuentan generalmente con los mismos actores, ¿afecta esto la calidad de la actuación?
Le da a uno la sensación de que en lugar de estar viendo cine está uno viendo una serie de televisión.
¿En que dejó de creer?
En que la humanidad tiene salvación.
¿Cuál fue el mayor aprendizaje que le dejó Andrés Caicedo?
La subjetividad.
¿Qué significa para usted haber recibido el Premio Macondo a toda una vida dedicado al cine?
Hubiera preferido el Premio Norma Desmond a toda una diva dedicada al cine.
Si el cine ha perdido su misterio, ¿qué lo mantiene aferrado a este lenguaje?
La persistencia de la visión.¿Por qué desaparecieron los laboratorios de cine del país?
Todos los laboratorios desaparecieron porque dejaron de ser lucrativos. Los únicos laboratorios que prosperan en Colombia son los de cocaína.
¿Es optimista frente al futuro del cine colombiano?
¿Cómo se puede ser optimista en un oficio en que lo más positivo es el negativo?
¿Sigue pensando que no hay un cine colombiano sino películas colombianas?
Como la industria del cine le ha sido siempre esquiva al cine nacional, cada película es un esfuerzo aislado, casi siempre condenado al fracaso económico. Con cada película siempre estamos comenzando de cero.
¿Cuál es el encanto de trabajar con actores naturales?
Que no exigen tanto como los actores profesionales. Estoy de acuerdo con ese bolero que dice: "Que se quede el infinito sin estrellas".
¿Qué le debe al cine?
Creo que es el cine el que está en deuda conmigo.
¿Sin cinco sigue con el bolsillo vacío?
Claro, porque sus miembros son los amigos que le trabajan a uno gratis.
¿En cuál historia quisiera perderse hasta el fondo?
En la vida vivida.
¿Qué tan cuchilla es como profesor?
No soy cuchilla porque lo que más educa es el mal ejemplo.
La última película de cine colombiano que lo conmovió.
La sociedad del semáforo.
viernes, 29 de octubre de 2010
CHEPE CUADRA y la Asociación Internacional de Artistas Digitales Mobil

During the October weekend of the 22nd to the 25th I attended a very important event, in Ney York City, organized by iAMDA (international Association of Digital Artists) which philosophy is to promote and support artists who utilize mobile media to create art. It describes it self as ”A organization committed to supporting artists through the development of educational resources, programs, workshops, conferences and promotional events (i.e: group exhibitions)”.
The event took place at TIshITP school of design in lower Manhattan, a lot of conferences around the subject where going on along with presentations- tutorials of apps and developers talking about their apps e.i : Steve Sprang with a talk about his app BRUSHES and the new features soon to come out on the market.
The event was full of activities out of the Tish institute. On Friday night we met at LOLITA bar where all the digital artists made acquaintances, and hung our mobile digital art from the walls, on a very informal way. On Saturday night after a whole day of conferences we went to the MET to the Egyptian temple and drew from 7 pm to 9 pm . after there we went to TIMES Square and did some out door painting, with a monitor connected to one of our many iPads , and it projected in real time the image while it was being created on the iPad. We were about 20 artists each one of us with our own iPod/iPad wireless device painting on plain air. This experience has been the high light of my life as a digital painter. It was UNBELIEVABLE .
miércoles, 27 de octubre de 2010
ERNESTO BAZÁN fotógrafo autor de 'BazanCuba' "Fotografío lo más banal, lo obvio y lo anodino"






ÓSCAR GUTIÉRREZ - Madrid - 26/10/2010
La historia cubana de Bazan, cortada de raíz por el régimen en julio de 2006, es la historia de dos amores. Por lo menos. El primero es el que hizo al fotógrafo amante del blanco y negro enamorarse de la isla. "Cuando llegué a Cuba sentí que estaba en el Palermo donde me había criado" recuerda Bazan con la mirada perdida en la memoria. "Esa extraordinaria vida coral que hay en las calles, ya no se vive ni en España ni en Italia ni en Europa. Cuando encontré todo eso en La Habana me enamoré perdidamente de la isla y de su pueblo". Y dentro de su pueblo, de una mujer, Sissy, con la que vive junto a sus dos gemelos en México. El segundo amor.
La búsqueda de la infancia siciliana
Bazan tomó una cámara por primera vez a los 14 años. Con ella inmortalizó una Sicilia rural, una tierra que hoy recuerda a través de su infancia -"muy feliz a diferencia de la de muchos fotógrafos para los que fue terrible", dice con sorna-, el campo, su padres y primos, su abuela y los paseos por la calle para ir a comprar. Con esos recuerdos son con los que se topó el fotógrafo italiano a su llegada a Cuba en 1992 y por los que se quiso quedar para siempre. Aunque no lo lograse. "En Cuba me di cuenta de que durante toda mi vida fotográfica estaba buscando mi niñez siciliana en el campo". Algo de todo eso hay, no solo en la serie de fotografías tiradas en Cuba, sino también en las que Bazan realizó en Estados Unidos, Perú, México, Brasil...
El libro BazanCuba, presentado en colaboración con la Federación Española de de Asociaciones de Periodistas (FAPE), describe en 118 fotografías en blanco y negro lo que su autor llama la "poesía de nuestra vida cotidiana". Lírica que refleja también la crudeza del Periodo Especial -así lo califico Fidel Castro- que vivió la isla, tiempo de miseria que acentuó la caída de la URSS y que recibió al fotógrafo a su llegada. "Lo que busco desde que empecé -madura sobre la marcha Bazan- es fotografiar lo más banal, lo más obvio, lo anodino". Palabras de tonos grises que, sin embargo, sugieren a lo largo de las páginas vida, música, calle, imaginación, pena, dolor, belleza, sensualidad, naturalidad... Imágenes que Bazan ya no puede ver con sus propios ojos desde que el régimen le pidiera hace cuatro años salir del país por impartir talleres de periodismo.
El año próximo, precisamente con la ayuda de los alumnos de sus clases, Bazan publicará Al campo, segundo libro dedicado a la isla caribeña en la que todavía sospecha que se crió durante otra vida.
sábado, 9 de octubre de 2010
SEBASTIÃO SALGADO "¿El secreto de una foto? Sí, hay uno: la dedicación"

ÓSCAR GUTIÉRREZ 08/10/2010
Hablamos de fotografía. No de lentes, diafragmas o iluminación. Conversamos de lo que se mueve alrededor del encuadre y hacia la imaginación. El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado (Aimorés, 1944) elige para el primer café del día una mesa junto al ventanal del literario Café Gijón. Lleva la vista a través del cristal mientras habla de ideología, fotografía y vida. Tres en una. Y regresa al café, a la tierra, cuando ve sobre la mesa lo que cariacontecido describe con un largo "fabuloso": un pan con aceite, tomate y ajo. "Adoraba el ajo, pero por una infección en África que me modificó el metabolismo no puedo probarlo". Será un cruasán.
Después de tres décadas, el fotógrafo brasileño vive la transición a lo digital
Lo manosea y desmenuza hasta que se confiesa desganado y resfriado por quedarse dormido en una sesión de acupuntura en Papúa Nueva Guinea. Ahí queríamos llegar. Es su nuevo proyecto: Génesis. "La idea", dice dibujando en el aire como si rellenase un pentagrama, "es demostrar que una mitad del planeta está como en el día del génesis y que tenemos que intentar preservarlo para vivir tranquilos".
Cercano e ilusionado, Salgado, premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998 y de paso por Madrid para recoger el galardón que le concede Save the Children, ha dado un giro más de tuerca a su carrera.
El fotógrafo brasileño comenzó hace cinco años a retratar a los "otros animales". "Hasta ahora", reconoce con un gesto cómplice, "solo había trabajado con uno, el hombre". Su nuevo trabajo ha situado la cámara frente a esa parte del planeta, un 46% según sus cifras, que se muestra como en el origen y que esconde "las cosas más puras". Algunas de esas cosas, las que no se tocan -"la idea de comunidad, solidaridad y compasión"- están allí y aquí, en la vida de los pingüinos, que "viven como nosotros", pero también en la huelga del 29-S. "Los españoles sois solidarios", reflexiona Salgado pellizcando migas de pan, "porque hay una amenaza de clase. Y si empeora, la idea de supervivencia empieza a existir realmente".
Con el rastro que dejan sus palabras, no es difícil imaginar el comienzo. Empezó a tirar fotos muy tarde. Era militante de izquierdas ya en la época universitaria y "sentía que tenía algo que enseñar". Su actual esposa, Lélia, necesitaba una cámara para cursar Arquitectura en París y la compró. "Era una Pentax. Fue tan bueno mirar a través de esa lente y verlo todo", exclama Salgado agarrando la cámara con el recuerdo. "La pobre Lélia nunca la tuvo". Corría el año 1973 y el hasta entonces economista había elegido nuevo trabajo: fotoperiodismo social.
Tres décadas después, Salgado vive otra transición. "Alguien me dijo que lo intentara y me pasé al digital en julio de 2008". A su manera. Sigue necesitando una plancha grande de contacto que analiza con su lupa porque el ordenador no es lo suyo. "He empezado de nuevo. Necesitaba un negativo más grande [para el proyecto Génesis]. El aprendizaje es fabuloso. Te crea una dinámica de vida que no te da tiempo a pensar que estás viejo".
¿El secreto de una foto? Duda. "Ah, sí, hay uno: la dedicación. Yo le digo a un joven que si crees en lo que haces, y dedicas todo tu tiempo, tu vida, tendrás una oportunidad más grande".
http://www.elpais.com/articulo/ultima/secreto/foto/hay/dedicacion/elpepiult/20101008elpepiult_2/Tes
jueves, 30 de septiembre de 2010
Renuncio por Hernán Casciari

Renuncio
Renuncié hace unos días a mi columna de los domingos en el diario La Nación, de Argentina, y renuncio hoy a mi columna de los viernes en El País, de España. Noventa columnas y dos años de trabajo en La Nación; ciento veinte columnas y tres años en El País. Aprendí mucho de ambos periódicos. Aprendí, sobre todo, que solamente me puedo divertir en un medio sin publicidad, y que solamente puedo dormir los viernes —de un tirón, sin telefonazos intempestivos— en un medio sin ideología.
I.
Cuando me llamaron del diario El País para hacer una columna los viernes en el EP3, aquel era un suplemento de 16 páginas y mi extensión límite de cuatrocientas palabras. Aquello fue en marzo de 2008. Todavía no despuntaba en Europa la crisis y las empresas aún invertían muchísimo en publicidad. A los seis meses entró un pie de página justo debajo de mi columna y adiós mis cuatrocientas palabras. Mi límite fue de trecientas veinte.
Entonces llegó la crisis. Pensé:
—A ver si ahora, sin tanto auspiciante, vuelvo a mi tamaño original.
No. Le quitaron un pliego al suplemento para abaratar costes. Más tarde la crisis arreció, y adiós otro pliego. Mi última entrega, que ocurrirá mañana, son escasísimas doscientas cuarenta palabras en un suplemento de ocho páginas. ¿Saben ustedes cuántas son doscientas cuarenta palabras? Lo que acabo de escribir ahora, en estos cinco minutos. El próximo punto y aparte será igual a mis columnas de El País.
Se me podrá decir que tengo suerte, porque al final del camino cobré lo mismo por hacer la mitad del trabajo, pero ése es justamente el pensamiento rácano del periodismo actual. Mejor sería pensar: ¿tiene sentido que un tipo que escribe tenga que expresarse conforme avance o retroceda la publicidad? Por lo menos no se trata de censura ideológica, es verdad, pero la decepción interna es idéntica.
No puede ser posible que cuando las cosas le van muy bien a las empresas tengas que escribir menos —porque entra publicidad— y cuando las cosas le van mal a las empresas tengas que escribir menos —porque le quitan páginas al diario. ¿Qué tiene que pasar, económicamente hablando, para que los lectores leamos en paz (o para que los periodistas escribamos en paz) un texto de mil palabras?
En La Nación de Argentina, en cambio, nunca me recortaron las seiscientas palabras de mi columna dominical. Allí el límite sí era más bien ideológico. No utilizar groserías, que todo lo dicho sea una verdad contrastada, respetar a la institución eclesiástica y no escandalizar a los lectores habituales del periódico. Unas cláusulas complicadas para quien escribe, más por limitación que por estilismo, enormes boludeces y mentiras grandes como un caballo.
Cada vez que enviaba una columna incorrecta a La Nación, sonaba el teléfono de casa. Es horrible cuando te corrigen desde un país donde hay cinco horas de diferencia horaria, porque el llamado fatal ocurre, casi siempre, a las dos de la madrugada.
—Hola Hernán, disculpame la hora pero estamos cerrando —me decían.
—No, todo bien, decime —contestaba yo con la voz seca y el lado izquierdo de la cara con marcas de almohadón.
—Estábamos editando tu columna y nos saltó una duda. ¿Qué querés decir, exactamente, en el párrafo sobre Ratzinger?
—En qué parte.
—Donde ponés que a “Ratzinger le gusta que le metan una lámpara de pie en el ojete”… ¿Está contrastada esa información?
—No. Es una sospecha que tengo.
—Pero es muy delicado decirlo sin un sustento. Es una información muy fuerte.
—No es una información, es un chiste. ¿Querés sacar ‘ojete’ y poner ‘ano’? Por mí todo bien, no soy quisiquilloso.
—Me preocupa más la expresión ‘lámpara de pie’… A nuestros lectores no les gustan esas referencias lumínicas hacia la Iglesia Católica.
Entonces yo me levantaba, iba a la máquina y empezaba a quitar chistes y pensamientos trasnochados hasta que quedaba una columna más decente. También menos mía, es verdad. Pero mucho más decente.
Si tengo que ser sincero, en estos dos años me molestaron más los recortes de El País que los de La Nación. El diario argentino me limitaba en base a un convencimiento moral o, por decirlo de algún modo, por respeto a un libro de estilo interno y a una tipología de lector. El diario español no. Los recortes de El País de los últimos años —y el de casi todos los periódicos de este lado del charco— se basan en el impulso económico de abaratar costes y de pensar, cada vez menos, en sus lectores.
II.
Y ya que estamos en el tren, aviso por este medio a Random House Mondadori que también renuncio a sacar nuevos libros con la Editorial Sudamericana de Argentina, o con Editorial Grijalbo en México. Por contrapartida, no tengo más que agradecimientos con Plaza & Janés de España. Pero como vengo embalado tampoco publicaré más allí.
No quiero saber más nada con Grijalbo porque en 2006 editó una versión de “Más respeto que soy tu madre” cambiando frases completas del libro sin consultarme. (Ya una vez lo conté en este blog.) De repente, mi personaje Zacarías Bertotti no era hincha fanático de Racing, sino del América de México. Y sin consultarme tampoco, Grijalbo le puso a ese mismo libro una portada espantosa y una tipografía horrenda. Y sin consultarme, catalogó a mi novela como de “autoayuda”. No quiero saber más nada con Grijalbo porque nunca supe si habían vendido un ejemplar. No me lo dijeron jamás, ni telefónicamente, ni por la vía habitual de depositarme la guita en el banco. No tengo datos al respecto.
Y no quiero tener más relación con Editorial Sudamericana porque estoy podrido de contestar mails de los lectores argentinos diciendo que mis libros siempre están agotados, o que no los pueden encontrar. Caminé muchas veces por Buenos Aires y lo comprobé. Distribución espantosa, marketing desganado, mucha desidia. Si no hubiera sido por los benditos .pdf de cada libro, que aparecen putuales en Orsai, en mi país de origen no me lee ni el gato.
La última vez que estuve en Buenos Aires (no fue hace mucho) el director de Sudamericana me dijo, como al pasar, que solamente se habían vendido 975 ejemplares de mi primer libro de bolsillo en Argentina. Me dio una grandísima vergüenza en retrospectiva. Por suerte no supe aquello en 2005 —pensé— cuando salió aquel libro, porque me retiraba para siempre del circuito de las letras.
Sin embargo, un par de semanas después me encontré en el Skype con Andrés Monferrand, un gran amigo y un buen librero mercedino.
—En Mercedes tus libros se venden como bizcochitos —me dijo feliz—. Tengo una lista de cuánto vendí en la librería, año por año.
Y me adjuntó esas cifras. De aquel primer libro de bolsillo, Andrés había vendido en mi ciudad natal 650 ejemplares. Qué extraño, pensé, recordando la cifra total de ventas en Argentina según Sudamericana. Qué extraño. En una de las tres librerías de mi ciudad casi se habían vendido todos los ejemplares del país. O Andrés me mentía, o me mentía la Editorial.
Yo creo que Andrés exageraba.
III.
La revista que estamos haciendo con el Chiri es, sobre todo, ganas enormes de volver a leer largo y tendido, y de que cada colaborador escriba hasta que se le antoje. Queremos tener en las manos un papel que no te venda nada, ni explícito ni subliminal. Regresar a la crónica periodística y a la ilustración de calidad, y que las fotos te cuenten una historia, y que cada línea y cada desglose esté hecho por personas apasionadas, y no por burócratas, pasantes, acomodados y becarios.
En Francia hay un precedente. El periodista Patrick de Saint-Exupéry trabajaba en Le Figaro y, según él, no soportaba ajustar sus artículos a un número limitado de líneas. Entronces creó la revista XXI, en enero de 2008, respondiendo justamente a eso. Reivindicaba el periodismo de investigación, el mismo que la prensa tradicional está perdiendo a causa de Internet. O, en realidad, por querer parecerse a Internet.
Yo me compré unos números de la XXI, y está muy bien, a pesar de ser demasiado seria. Pero algo no me gustó. La suscripción anual sale 60 euros en Francia, 70 euros en Latinoamérica y 80 euros en África. ¿En África, incluso en la zona africana que habla francés, la revista sale más cara que en el resto del mundo? Algo está funcionando mal.
Nosotros estamos armando una revista que, encuadernadita y con olor a tinta fresca, llegará sin falta a los países que hablan nuestro idioma. A todos esos países, quiero decir, no únicamente a España, México y Argentina. A todos. Queremos que la revista llegue a cada sitio donde haya alguien que quiera leer con serenidad, y que tenga un precio razonable para ese sitio. No importa si ese sitio se llama Madrid o se llama Cochabamba. Tiene que costar, en cada región, lo que cuesta un libro de tapa blanda. O es así, o no es.
Y va a ser así, incluso a pérdida.
El mayor de nuestros objetivos, el que más ganas nos dará cumplir el uno de enero, es que la revista Orsai llegue a Cuba con un precio de tapa de 4 pesos cubanos, gastos de envío incluido. La misma que en Barcelona costará 20 euros y en el resto de Latinoamérica valdrá 11 dólares. La misma. Nuestro objetivo es demostrar que si nadie lo hizo todavía, no fue por imposible.
Estamos organizando una estructura de distribución en donde ustedes, los cientos de lectores que llenaron de comentarios el texto anterior, tienen muchísimo que ver. Una red entre los lectores y los libreros como Andrés Monferrand en Mercedes, o como el propio Chiri en Luján. Los libreros amigos. A ellos tenemos que empezar ya mismo a decirles que estén atentos a este blog la semana que viene. Y que saquen con tiempo una cuenta en PayPal, porque empezarán a hacer buenos negocios. Para empezar, la cosa es con ellos. Con los libreros. Y a los libreros los tienen que informar ustedes.
Pero basta, basta, ya estoy adelantando más de lo que puedo, y hoy me senté a escribir sobre otra cosa. Sobre La Nación, sobre y El País, y sobre Random House… Hoy tenía ganas de escribir sobre renuncias y portazos.
En este sencillo acto, entonces, y ante la aterradora mirada de Cristina, mi mujer, que es catalana y no entiende de gestas y epopeyas, renuncio a todo lo molesto y a todo lo incordioso y a todo lo burocrático y a todo lo extremadamente sigloveinte de mi oficio. Le digo chau, feliz de la vida y sin rencor, a los intermediarios que me obstaculizan la charla con los lectores. Chau publicidad, que te recorta la palabra; hasta nunca burocracia, que te distribuye mal y pronto; adiós y buena suerte ideología, que te despierta por la noche.
—También dile adiós a la seguridad social y a que nos entre un duro en el banco —me interrumpe Cristina—, saluda de nuestra parte a la universidad de la Nina, despídete de comprarnos una casa y dejar de ser inquilinos, dile adiós a hacerte el tratamiento de conducto cuando se te caigan los dientes de tanto cenar las sobras… Que lo sepas, que yo cojo una maleta y me marcho, si sigues con esa idea de Cuba a cuatro pesos. ¿Qué se te ha perdido a ti en Cuba? Tú y el imbécil de tu amigo. Que desde que llegó os creéis Batman y Robin…
—¡Silencio, mujer! ¡Con tus gritos nadie puede ser anarquista en esta casa!
http://orsai.bitacoras.com/2010/09/renuncio.php#comment-35747
lunes, 30 de agosto de 2010
pintar sembrando....
Esto parece una imagen normal de japoneses en una la plantación de arroz normal. Pero a medida que se desplaza hacia abajo, emerge un cuadro como el arroz crece. Hacia la parte inferior, las imágenes están subtituladas con una explicación de este arte único. Es impresionante el arte de los cultivos que ha surgido a través de los campos de arroz en Japón, pero esto no es una creación extraterrestre. Los diseños han sido hábilmente sembrados. Para la creación de las imágenes, los agricultores no usan tinta. En cambio, utilizan las plantas de arroz de color diferentes, que han sido estratégicamente dispuestas y cultivadas en los campos de arroz. Cuando avanza el verano y las plantas crecen, las ilustraciones detalladas comienza a emerger. Un guerrero Sengoku a caballo ha sido creado a partir de cientos de miles de plantas de arroz. Los colores son creados por el uso de variedades diferentes. Esta foto fue tomada en Inakadate, Japón. Napoleón a caballo puede ser visto desde el cielo, ha sido plantado con precisión y planeado durante meses por los granjeros de esta localidad. Un personaje de ficción, el guerrero y su mujer, cuyas vidas forman parte de series de televisión. Este año, varias obras de arte han aparecido en el arroz de otras zonas agrícolas de Japón, como la imagen de Doraemon y los ciervos bailarines. Los agricultores crean los murales de la siembra utilizando el arroz un poco morado y amarillo Kodaimai junto con sus hojas verde del local Tsugaru-hojas, una variedad romana, para crear los patrones de color en el tiempo entre la siembra y la cosecha en septiembre. Los murales en Inakadate cubren 15.000 metros cuadrados de campos de arroz. Desde el nivel del suelo, los diseños son invisibles, y los espectadores tienen que subir a la torre del castillo de la aldea para obtener una visión de la obra. Acercando la imagen, la colocación cuidadosa de los miles de plantas de arroz en los arrozales pueden ser vistos. Este arte se inició en 1993 como un proyecto de revitalización local, una idea que surgió de las reuniones de los comités de aldea. Las diferentes variedades de plantas de arroz crecen junto a las otras para crear obras maestras. En los primeros nueve años, los trabajadores de las aldeas y agricultores locales ampliaron un diseño simple del Monte Iwaki cada año. Pero sus ideas se fueron haciendo más complicados y atrajo más la atención. En 2005, los acuerdos entre los propietarios de tierras permitió la creación de enormes espacios de arte con plantas de arroz. Un año más tarde, los organizadores empezaron a utilizar computadoras para diseñar con precisión cada parcela de plantación de las cuatro variedades de arroz de diferentes colores que llevan las imágenes de la vida. |
martes, 24 de agosto de 2010
Tirar la foto, esconder la mano por PATRICIA TUBELLA

Esta fotografía es de un fotógrafo francés llamado Henri Cartier-Bresson, (1908 – 2004) el que se caracterizo por sus fotorreportajes y por su idea de lograr capturar, lo que él llamaba, “el instante decisivo”.

El Nueva York de los años veinte, en la lente de Walker Evans.-

De los pioneros de la imagen a Facebook, una reflexión sobre los orígenes de la sociedad del voyeurismo se convierte en éxito del verano expositivo en Londres
PATRICIA TUBELLA - Londres - 24/08/2010
Probablemente Edgar Degas no fuera el primer famoso retratado de forma furtiva y morbosa. Pero una imagen del artista a la salida de un pissoir o aseo público -capturada en su tiempo por el italiano Giuseppe Primoli, quizá el primer paparazzo de la historia- nos ilustra que las instantáneas de las celebrities en situaciones más o menos embarazosas ya eran un objetivo codiciado a mediados del siglo XIX. Aunque la pasión por la mirada indiscreta se remonta a tiempos inmemoriales, la noción de una sociedad de voyeurs en la que todos observamos a la vez que somos observados es inseparable de la invención de la fotografía y sobre todo de la producción masiva de cámaras, cómodas en el manejo y accesibles a un amplio espectro de usuarios.
Cartier-Bresson construyó bellísimas imágenes robadas a la intimidad
Se puede culpar a las modernas tecnologías de alentar esa afición insana por las vidas de los otros, que hoy domina la cultura de masas, pero la vocación aparece innata a la condición humana y solo hacía falta hallar los medios adecuados para suplirla. Esa idea puede resumir el espíritu de una exposición desplegada en la Tate Modern (hasta el 3 de octubre) que examina el papel de la fotografía a la hora de saciar nuestros apetitos voyeurísticos y se ha convertido en uno de los éxitos expositivos del verano londinense. Expuestos: Voyeurismo, Vigilancia y la Cámara propone un recorrido a través de 250 trabajos, ejecutados por algunos de los mejores fotógrafos de la historia, pero también por aficionados, que exploran imágenes icónicas, cuestiones tabúes relacionadas con el sexo o la violencia y el culto moderno al famoseo.
Si la era de los teléfonos móviles dotados de objetivos fotográficos provee hoy a cualquiera de la capacidad de invadir intimidades ajenas, los cotillas y curiosos de hace siglo y medio se las componían con una gama de ingeniosas cámaras ocultas en bastones, en el forro del abrigo o incluso en el tacón de los zapatos para espiar las actividades de sus contemporáneos. Se exponen por ejmplo las imágenes tomadas en 1930 por Walker Evans para retratar la geografía humana del tren subterráneo de Nueva York sin conocimiento de sus sujetos. Cuando setenta años después Philip-Lorca diCorcia repetía la experiencia en las calles de la misma ciudad, tuvo que afrontar una denuncia en los tribunales. El querellante perdió, porque el juez acabó reconociendo el derecho a la libre expresión artística por encima del derecho del fotografiado a la propia imagen.
El caso ahonda en un debate todavía no resuelto y que se remonta a, por ejemplo, el París de los años 50, cuando el guardaespaldas de Greta Garbo, quizá la más huidiza de las estrellas hollywoodenses, intenta sin éxito cubrir el objetivo de una cámara mientras La Divina accede a un club de St Germain. Por aquel entonces, el autor de la fotografía todavía no era catalogado como un paparazzo, término sólo acuñado a partir de la película de Fellini La Dolce Vita, estrenada en 1960.
El arte de fotografiar sin ser visto ofrece una dilatada vertiente de denuncia social. La lente de Lewis Hine documentó la explotación infantil en minas y fábricas; y la de Jacob Riis denunció las penosas condiciones de vida de los emigrantes en los Estados Unidos de finales del siglo XIX.
Junto a esos exponentes, la exposición reserva también su espacio a recrearse en imágenes románticas, eróticas o directamente pornográficas que puntean con profusión la singladura de la fotografía. Henri Cartier-Bresson, Brassaï o Weegee construyeron magníficas imágenes a base de robar momentos íntimos de sus sujetos en lugares públicos. "Para fotografiar a los voyeurs necesitaba convertirme en uno de ellos", sentenció el japonés Kohei Yoshiyuki sobre su célebre serie de imágenes que en 1979 descubría una desconocida faceta nocturna de los parques de Tokio: las parejas retozan a placer mientras un nutrido grupo de mirones se arrastra por el suelo para contemplar el espectáculo en primera fila.
La obsesión por registrar imágenes furtivas precede a la era de los móviles. Quizá sea la vocación de los sujetos por exponerse ellos mismos la que defina los nuevos tiempos de YouTube, Facebook o la telerrealidad de Gran Hermano. Remata la muestra una película extraída de las imágenes de una cámara de circuito cerrado de televisión (CCTV), esa tecnología omnipresente en los espacios públicos. También, en el propio museo. Una sugerencia de que los sistemas de vigilancia nos están privando de la intimidad y el anonimato, aunque la cuestión que queda en el aire es hasta qué punto llega eso a importarle al exhibicionista hombre contemporáneo.
jueves, 19 de agosto de 2010
El fotógrafo Raúl Cancio resume su carrera en 'Simplemente... periodismo'



Retrato de perfil, mirada de frente
TEREIXA CONSTENLA - Madrid - 19/08/2010
Entre la primera portada que firmó en un diario y la última median decenas de miles de disparos, más de 45 años y algunas lecciones. La primera: retratos frontales siempre. Cuando Raúl Cancio (Madrid, 1943) entró en el diario Pueblo tenía 20 años y osadía. Le encargaron un retrato en el café Gijón. Lo hizo de perfil. "Se publicó pero mis jefes me regañaron mucho porque un retrato tiene que ser de frente". ¿Y ahora, retirado del día a día, qué piensa? "Salvo excepciones, estoy de acuerdo".
Raúl Cancio recibió a Salvador Dalí en cuclillas en el hotel Palace de Madrid para enmarcar los rasgos que hicieron Dalí a Dalí: bigote y mirada. Los retratos, de frente. Y de cuando en cuando alegorías como las piernas neoclásicas de Perico Delgado, en perfecto equilibrio sobre los pedales, a punto de despedirse del ciclismo. O el portero Iribar saltando sin balón y con el rostro desenfocado sobre un fondo de 3.500 aficionados con gesto de asombro nítidamente enfocado. Cancio ve donde otros miran (y en deportes, más). "Todo el mundo sabe mirar fotografías, pero solo unos pocos ven fotografías", sostiene.
Durante cuatro décadas, Raúl Cancio sobrellevó el estrés de decidir la foto de las primeras páginas de EL PAÍS y, antes, de Pueblo. 64 de las firmadas por él figuran en este libro. "Es difícil hacer una buena foto de prensa, disparas y sabes que nunca volverá a pasar ese momento por el objetivo de la cámara, que es irrepetible".
Irrepetible fue el desplome de Marion Jones en la calle tres en el Mundial de Atletismo de 1999: el mito tocaba tierra y, en breve, tocaría fondo. Irrepetible fue el viaje de Cancio a las celdas de Carabanchel cuando los motines y asesinatos eran moneda corriente. Y también irrepetible resultó la expulsión de Nigeria en pleno conflicto en 1969. "Si volviera a nacer", avisa, "llamaría a la misma puerta".
sábado, 31 de julio de 2010
fotos de la construcción del Empire State Building
El edificio Empire State ha sido nombrado por la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles como una de las Siete Maravillas del mundo moderno. El edificio y su interior son designados monumentos de la Comisión de Preservación de la ciudad de Nueva York, y confirmado por la Junta de Estimación de la Ciudad de Nueva York. Fue designado como un monumento Histórico Nacional en 1986. En 2007, ocupó el número uno en la lista de las edificaciones favoritas americanas. El edificio es propiedad y está gestionado por W & H Properties.















































